Capítulo 2: No me queda nada.
Me di la vuelta, dirigiéndome a mi vehículo.La mano de mi futuro exesposo, tomó mi muñeca, obligándome a girar sobre mis talones.—¿Tú eres quién me pide el divorcio a mí? —Miré los ojos azules de Frederick, los cuales resaltaban rabia—. Yo soy quien debería pedirte el divorcio a ti. Soy el CEO de una importante compañía de finanzas, no puedo estar casado con la hija de un criminal.Las palabras me golpearon con fuerza.—Bien, divorciarte de mí. No me importa quién lo haga, mientras te mantengas alejado de mí —espeté.Sentí como aumentó el agarre en mi muñeca. De pronto, dejó el anillo que me acababa de quitar en mi mano.—Quédatelo, lo necesitarás. Después de todo, es una de las pocas pertenencias que tienes que no serán confiscadas, porque fui yo quien te lo compró —Sus palabras eran la representación del odio, Sin embargo, en sus ojos, algo vaciló. No sé si me lo estaba imaginando, pero creo haber visto deseo en ellos.Y tan rápido como me agarró, me soltó.—¡No lo necesito! —grit
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