••Narra Charlotte••
Pude escuchar el motor del coche de Frederick alejarse al tiempo que cerraba la puerta de la mansión. Me quedé viendo la madera durante unos segundos, esperando que de ese modo pudiera arreglar todos los problemas vigentes y los que nos depararía en el futuro.
Ese hombre de ojos azules y mirada severa estaba involucrado en la desaparición de mi celular, estaba cien porciento segura de eso. De esa manera descubrió a Julián. Pero… ¿Cómo sabía su nombre? Yo no lo tenía registrado.
Bueno… Cuando se trataba de Frederick, podía ser capaz de cualquier cosa. Hasta los momentos, no había descubierto algo que él no fuera capaz de hacer. Todos y todo estaban a su alcance.
Apenas pude dar un paso al frente cuando una figura alta y familiar apareció frente a mí.
—Arturo —murmuré con un tono bajo.
Después de este fin de semana rodeada de víboras y… Pues, anacondas. Era placentero ver un rostro que me tranquilizaba, ya que me transmitía confianza. Arturo era como una so