Capítulo 153: Marido y mujer

No fuimos a la mansión. Frederick condujo en silencio, su perfil era una máscara de concentración impenetrable

Llegamos a un edificio cívico pequeño y discreto que conocía demasiado bien: la Oficina del Registro Civil. Era muy temprano, apenas estaban abriendo, pero Frederick Lancaster no conoce horarios ni negativas.

Dentro, su abogado, un hombre de rostro afilado y maletín de cuero impecable, ya estaba hablando con un funcionario aturdido.

—Frederick… ¿cómo está Willy? —susurré para que solo él me escuchara.

Enarcó una ceja y el gesto que me ofreció me hizo pensar que yo estaba loca.

—Acabas de salir de prisión y estás a punto de casarte con tu exesposo, ¿y se te ocurre preguntar por otro hombre?

—Tuve mucho tiempo para pensar en mis seres queridos mientras estaba encerrada —Me encogí de hombros.

—Él está bien, tuvo una intoxicación, pero los exámenes de sangre no arrojan ningún resultado de lo que pudo haberlo causado —Frunció el ceño—. Sigue en el hospital, dejé a Arturo para
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