Capítulo 152: Liberada

Un golpe brusco en la puerta de metal me hizo saltar, el corazón disparado antes de que mis ojos se abrieran por completo.

—¡Levántese! —dijo un oficial que no reconocí, más joven y con una actitud de perro guardián—. Hora de la declaración

¿Declaración? ¿Yo cuando dije que iba a declarar?

Negué con la cabeza, reincorporándome con torpeza. Limpié la baba que salía de la comisura de mi labio. En algún punto de la madrugada, me quedé dormida. Al levantarme, lo primero que noté es que faltaba algo. Palpé mi vientre y exhalé, aliviada. El dolor, la incomodidad constante en el vientre, había desaparecido. Solo quedaba un vacío tranquilo.

—Gracias a Dios —murmuré.

«El bebé estaba bien. Solo fue una falsa alarma»

Me condujeron por pasillos grises y mal iluminados.

—Quiero mi llamada —dije.

—Una vez que declare —Fue todo lo que dijo el oficial.

Era obvio que se estaban pasando las reglas por la raja del… Ya ustedes saben dónde.

Me metieron en una sala pequeña, con una mesa de metal y dos
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