Capítulo 114: Los latidos del bebé.
El motor del auto rugía mientras atravesábamos las calles de la ciudad, pero el sonido palidecía en comparación con el latido acelerado de mi corazón. El dolor en mi costado no cedía, pero ahora tenía otra sensación punzante: la de Frederick respirando contra mi cabello, su mano que no abandonaba mi vientre.
Sentía tanto enojo porque me mintió y ocultó el embarazo. Pero me aliviaba saber que había aceptado a mi bebé muchísimo antes de que siquiera yo supiera que existía. No lo podía negar, mi bebé lo necesitaba para que pudiera sobrevivir dentro de mí.
«Todo lo tuyo es mío»
No era solo una declaración de posesión, era una advertencia. Una línea que ya no podría cruzar sin consecuencias.
—¿Adónde me llevas? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—Al hospital —respondió, ajustando el brazo que rodeaba mi espalda—. No es negociable.
—No…
—No es una sugerencia, Charlotte —Me interrumpió. Su voz era fría, pero sus manos eran cálidas al tocarme—. Si algo le pasa a ese bebé por tu