34. Aquel hombre
34
Ryder
—A veces me hubiera gustado que mis hijos fueran de aquel hombre —murmuré, más para mí que para Noelia.
“Ahora no tendré uno o dos sino cuatro hijos con Sera”
—¿Qué hombre? —frunció el ceño, girándose hacia mí con esa expresión inquisitiva que tan bien dominaba.
—La vi con un hombre tatuado. No intentes negarlo —la señalé con amargura—. Sé que ya está saliendo con alguien más.
Guardó silencio por unos segundos. Luego, de repente, estalló en una carcajada que me crispó los nervios.
—¿Ese? —dijo entre risas, cubriéndose la boca para calmarse—. Ese es su hermano, Ryder.
Me quedé mirándola, atónito. El nudo en mi estómago no se deshizo.
—Ridículo... —mascullé, pero mis manos se cerraron en puños al imaginar a ese hombre tocándola, abrazándola, protegiéndola— ¿Segura que es su hermano? —pregunté con recelo.
—Claro que estoy segura. Me vi con ellos hoy —respondió aún con una sonrisa, pero ahora me miraba con una mezcla de lástima y triunfo—. Estás celoso, Ryder. Lo estás, y no lo