—Señor Herrera.
La voz de Carlos denotaba tensión mientras miraba a Efraín.
—Tengo noticias sobre lo que te interesa, Carlos.
—Lo escucho.
Carlos lo miraba con una ansiedad creciente, con las manos apretadas en puños.
Efraín soltó un suspiro. Al ver la expresión cada vez más tensa de su asistente, le pareció un poco divertido.
—Bueno, ya no te voy a hacer sufrir. Le hablé a Claudia sobre ti y tiene una muy buena opinión de tu persona.
—Claro que no le dije nada de tus sentimientos. Supongo que preferías que no fuera yo quien se lo dijera, ¿verdad?
—Ella dice que por ahora no está pensando en esas cosas, pero tampoco ha cerrado la puerta a la idea de casarse. De hecho, mencionó que una persona sincera que se mantenga a su lado podría llegar a conmoverla.
—¿Ella... de verdad dijo eso? ¿En serio tengo una oportunidad?
Los ojos de Carlos se abrieron de par en par, llenos de una emoción que apenas podía contener.
La expresión de Efraín se tornó grave al mirarlo.
—Carlos, espero que de verd