Si Valeria pasó, a lo largo de su vida por buenos momentos, definitivamente este era uno de los mejores. Toda la tensión, el malhumor y cualquier cosa que haya experimentado desde la noche anterior hasta esta mañana al despertar se esfumó con el masaje de relajación que le obsequió una hermosa chica asiática de manos pequeñas y delicadas, pero sanadoras.
—Creo que di en el blanco ¿No, chica? —Valeria asintió casi dormida ante la deliciosa sensación de estar flotando en el aire —. Necesitabas urgentemente una terapia de SPA —Nino rió haciendo a la vez un ronroneo que le pareció a ella muy sexy.
—No soy de darme estos lujos, pero te agradezco infinitamente el regalo.
—Agradece a Leónid cielo, él lo propuso —no pudo contener una risa nerviosa.
< Valeria, estas en peligro. O, por lo menos tu plan >, pensó casi asfixiándose con el nudo que se le hizo en la garganta.
Si Leónid intentara ligar con ella de nuevo, con toda seguridad caería redondita en sus redes. Le era imposible mentirse en s