Al ver que trata de acercársele de nuevo y consciente de que quizás no podría volver a rechazarlo, decidió levantarse de la cama para alejar.
Prácticamente corrió hacia el otro lado de la habitación, mientras se colocaba su bata; dejando la cama como una barrera entre ellos.
—¿Qué es lo que crees que haces? —le interrogo con firmeza.
—¿A ti que te parece que hago? —respondió con burla.
—He venido a compartir el lecho con mi esposa —le aclaro apenas un momento después.
Catherine apenas podía creer lo que estaba escuchando, le parecía una especie de mala broma o peor, una locura.
—Eso no pasara —le aseguro con premura.
—¿Por qué no? Estoy en todo mi derecho de yacer contigo cuando así lo desee, despué