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—Aquí el único pervertido eres tú. —le acusó mientras trataba de separarse. Cuando Adrien la volteó para encararla y se posicionó sobre ella, Hana chilló y comenzó a golpear ciegamente a su "atacante". Uno de sus golpes al azar terminó aterrizando sobre el pómulo de Adrien, y Hana, espantada y arrepentida, dejó de moverse por completo, incluso creyó que su respiración se había cortado.

Su subconsciente exclamó un "Oh, oh" y Hana no tuvo más remedio que observar desde abajo cómo el mayor acariciaba la zona que golpeó sin querer, arrugando el entrecejo debido al dolor. El silencio reinó durante unos incómodos segundos hasta que Adrien llevó su mirada oscura nuevamente hacia la Omega, con un extraño brillo en sus ojos.

—¿Realmente quieres hacerme enojar, eh? —definitivamente ese tono no significaba nada bueno. Adrien sonrió de lado, atrapando las muñecas de la Omega mientras esta seguía quieta por el accidente ocurrido. —No más golpes ¿De acuerdo? —decía, bajando su rostro lo suficiente
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