El Alfa comprendió lo complicado que esto debía ser para Hana. Nadie se habría podido preparar para revelaciones de tal impacto emocional.
Adrien la reconfortó a pesar de que él también se encontraba aturdido, limpió sus lágrimas y permitió que se desahogara cuánto quisiera. DuPont la confortaría por el resto de la noche si era necesario para que se sintiese mejor. Cuando las lágrimas no volvieron a escurrir de sus ojos, Hana apreció tanta paz en su ser que no creyó necesario hablar.
Después, tomó desapercibido a Adrien, estupefacto al enterarse de que Hana y Jackson fueron compañeros de juegos en la infancia. Sabiendo eso, Adrien sentía más necesidad de golpear el rostro de Jackson ahora. ¿Cómo podía darle un trato así a una persona que conocía? No tenía el sentido más mínimo. A la Omega no se le complicó notar la furia ascendiente en DuPont, por lo que juntó sus narices en un tierno beso esquimal y sonrió al captar su atención. Con eso, pudo ver en los ojos oscuros de Adrien cómo el