Hana suspiró, intentando mantener en pie su valentía antes de entrar en aquella casa. Habían dado una larga caminata para llegar hasta allí y no arruinaría una posible buena oportunidad porque estaba nerviosa. Adrien tomó su mano y entrelazó sus dedos, queriendo transmitirle la confianza necesaria en ese momento. La Omega le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento; al menos, no se sentía desprotegida o expuesta. Le preocupaba que en cualquier lugar las arpías de los Bell podrían estar observando, y oraba que no fuese así.
El día anterior, Hana no había hablado mucho, eso gracias a que le estaba dando vueltas a lo que leyó de la jerarquía Gamma por segunda vez, estando dentro de su propio mundo mientras intentaba enlazar las pequeñas pistas. ¿Cuánta coincidencia podría haber? Se suponía que ellos estaban extintos. ¿Qué tan sospechoso era que su madre guardase ahí ese trozo de papel sacado de un antiguo libro? ¿Quizás los Gamma eran muy importantes para ella? ¿Le llamaban la atenci