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La Omega decidió acercarse y en uno de sus pasos pisó una ramita haciéndola sonar crujir en seco, emitiendo el ruido que había estado evitando hacer.

Adrien volteó de inmediato, gruñendo en su dirección.

Aunque sólo se trataba de un reflejo de advertencia por parte del mayor frente una posible amenaza —y es que debía estar alerta debido a que se encontraba solo—, Hana se encogió en su lugar, pegando el abdomen del suelo y llevando su esponjosa cola entre sus patas tan pronto como sus orejas bajaron. ¿Adrien estaba molesto con ella?

Hana emitió un pequeño chillido, atemorizada. El lobo negro no se movió de su puesto en la roca, observándola tan fijamente que Hana se sintió expuesta de alguna rara manera. Adrien podría matarla si quisiera. La Omega buscaba hacerse más pequeña y el aroma a miedo hizo desaparecer el muy pequeño olor natural de Hana.

Las imágenes en su mente se reprodujeron, recordando como Jackson le había mordido en una de sus patas delanteras, dejando una enorme y espan
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