Hana despertó lentamente, quejándose un poco al sentir como alguien intentaba despertarla por medio de suaves palmadas en su hombro. Bostezó y abrió sus ojos con pereza, su vista se encontraba algo borrosa, pero en su cuerpo existía una sensación de calidez y protección que la hizo suspirar.
Al abrir sus párpados subió su mirada, encontrando a Adrien observándola divertido por alguna razón aparente. De repente Hana pestañeó incrédula al percatarse de la manera en que se encontraba acurrucada contra el Alfa, con su brazo rodeando la cintura del mayor y con su cabeza reposando en su hombro. Su reacción no tardó, sonrojándose mientras que se apartaba del cuerpo de Adrien de un salto.
Eso no había podido ser más vergonzoso.
—P-Perdóname. —Hana se alejó como alma que lleva el diablo, sin saber en dónde esconderse para evitar la vergüenza que sentía. No recordaba haberse dormido de esa forma... ¿Abrazó a Adrien estando dormida?
El pálido abrió su boca para decir algo, no obstante, volvió a