Hana contuvo la respiración al observar cómo los lobos corrían sin obstáculos, acercándose cada vez más a pasos veloces. En un abrir y cerrar de ojos, aparecieron más lobos, formando un grupo grande de alrededor de veinte individuos. Los rodearon rápidamente, acechándolos. Los dos guardias que les acompañaban se colocaron inmediatamente delante de ellos para protegerlos. Los demás guardias, que habían estado escondidos entre árboles y plantas, se unieron a la escena, listos para enfrentarse a los lobos atacantes.
—¡Vete! —ordenó Adrien cuando el primer guardia cayó, asesinado por un mortal mordisco de colmillos afilados en su garganta. Hana no cuestionó la orden, sabiendo que su cumplimiento era crucial. Huyó hacia la derecha, moviéndose rápido y escurridiza para evitar la vista de los lobos. Escapar sin ser vista no proporcionaba alivio, ya que no podría sentirse a salvo hasta llegar al pequeño grupo que Jackson lideraba. Hana esperaba que el Alfa realmente tuviera la intención de ay