Parte XXVIII.- El te lastimo.
Poco a poco recobré el sentido. Al principio, escuché voces lejanas, como un eco, pero conforme recuperaba la razón, comenzaron a sonar más claras.
Aún estaba tirado en el suelo, boca arriba.
La sangre de Amanda empapaba mi espalda y sentí unas ganas enormes de vomitar al recordar cómo aquella pareja, que había confiado en mí para protegerlos, ahora estaba muerta.
Pero no abrí los ojos. Fingí que seguía inconsciente y escuché con atención aquellas voces.
—Ya te lo dije, no está muerto. Aún podemos removerla. —dijo la voz de una mujer que estaba claramente molesta.
—Aunque no esté muerto, será casi imposible quitársela a la fuerza. Él debe retirarla… —respondió una voz masculina.
—¿Por qué m****a es tan importante? —intervino una tercera voz, aún más profunda y grave—. Solo matémoslo y busquemos la salida de este lugar. Hay que ir a la plataforma antes de que esos estúpidos paladines nos alcancen.
—No tendremos otra oportunidad de obtener una pieza de dragón negro genuina. Podemos fundi