Mundo ficciónIniciar sesiónLa palabra quedó suspendida en el aire, una sentencia de muerte pronunciada en un susurro. El tiempo pareció detenerse. El único sonido fue el frenético y aterrorizado latido de tres corazones: Mira y sus dos cómplices, que de pronto comprendieron que habían provocado a un dragón… y que estaban a punto de arder en sus llamas.
La furia de Mira se evaporó, reemplazada por un miedo primitivo, desgarrador. Era un olor agrio, patético, que impregnó la habitación. Dio un paso atrás tambaleándose, las manos alzadas en un gesto de súplica.
—Alfa, por favor… yo… ¡fue Vigo! ¡Él nos obligó! ¡Dijo que eras débil, que estabas hechizado por esta… por esta cosa! —chilló, su voz quebrándose mientras me señalaba con un dedo tembloroso.
<







