Becky se siente tan feliz de jugar en el parque improvisado que mandó traer Nicolay, que no se da cuenta hasta que decide bajar del tío vivo y, encontrarse con los demás.
Que todos son adultos, menos ella.
Se queda muy quieta en medio del piso de césped artificial y mira hacia todos lados constatando de que no hay otro niño salvo Erick que se encuentra dentro de la pancita de Anita y su sobrino – hermanito que también viene en camino. Una lagrimita recorre su carita sin que nadie se percate de ello.
Becky regresa sobre sus pasos para sentarse en el suntuoso tobogán qué tiene el parque. Egor la cuida vigilándola desde una de las esquinas y se percata no de la lágrima, pero sí de la tristeza en sus gestos y al verla sentada en el tobogán con los codos en las rodillas y los puños sosteniendo su carita, decide ir a su encuentro.
—Hola, princesa Elsa ¿Qué tal se siente en su reino? —ve que lo mira a los ojos y sonríe triste.
—Está muy bonito mi reino, pero me siento muy sola —dice con los h