55. mis propias evidencias
“Unos minutos antes. Ethan Hayes”
Observo a Mia salir de mi oficina, resistiendo la tentación de olvidar la razón y revivir lo que hicimos ayer.
Es imposible ignorar los recuerdos de su cabello atrapado entre mis dedos y, al tocarlo de nuevo para soltarlo, fue difícil recordar dónde estamos.
—¡Mierda! —mascullo cuando la puerta se cierra—. Debo estar volviéndome loco.
Me froto el rostro con las manos, intentando recuperar el control de mis pensamientos. Aflojo un poco la corbata, pero aun así me siento asfixiado.
Necesito concentrarme. Reuniones, informes, cualquier cosa que no implique su perfume impregnado en el aire.
Me levanto para guardar una carpeta en el estante cuando la puerta se abre. No necesito mirar para saber quién es.
—Ya empezaba a extrañar estas invasiones —digo, volviendo a mi lugar y mirándolo de frente.
—Si no me hubieras abandonado ayer, no estarías con nostalgia —replica James, con un tono tan irónico como el mío, sentándose frente a mí—. ¿Cómo fue lo de Williams