18. El peso de la conclusión
“Mia Bennett”
Para mi alivio, las miradas sobre la hija desconocida de James Bennett duran poco, y nadie más parece prestarme atención.
Poco a poco, el nerviosismo que sentía da paso a algo más ligero, casi cómodo.
—No es tan terrible como imaginé —le digo a Gabriel y Vitória, echando un vistazo alrededor.
—¿Ves? Te dije que te acostumbrarías —responde Gabriel, dando un sorbo a su champán—. El truco es entender que aquí a nadie le importas realmente, a menos que seas más rico o importante que ellos.
Suelto una risa baja, relajándome un poco más. Incluso en medio de todo este lujo y formalidad, ellos dos logran hacerme sentir normal. O casi.
Casi. Porque cada vez que miro a mi alrededor y lo veo, mi corazón se empeña en recordarme que estoy lejos de cualquier normalidad.
Ethan está a pocos metros, inmerso en una conversación con un grupo de hombres, pero aun así, su mirada se cruza con la mía durante un instante que se siente eterno. Mi rostro se enciende al instante.
Intento