19. tu mayor problema
Giro la cabeza hacia la voz, sintiendo cómo mi corazón se acelera de una manera que me molesta. Ethan está parado cerca de mí, con una mirada demasiado seria para mi gusto.
—¿Qué haces aquí? —pregunto, odiando lo débil que suena mi voz.
—Podría preguntarte lo mismo —responde, ladeando la cabeza—. Vine a tomar un poco de aire lejos del bullicio y te encuentro aquí, intentando escapar.
—No estoy escapando —replico, apretando los dedos alrededor de la copa casi vacía—. Solo quería un poco de aire fresco.
—¿Aire fresco y champán? —Ethan arquea una ceja, mirando la copa en mi mano—. Interesante combinación.
—¿Cuál es el problema? —murmuro—. No sabía que tomar una copa estuviera contra las reglas.
—Considerando que podría buscar al responsable de dejarte tomar esa copa, diría que sí es un problema —responde con un tono calmado, pero cargado de provocación—. Si no me equivoco, las leyes estadounidenses son claras: los menores de 21 no pueden beber, señorita Bennett.
—Qué gracioso que