104. la única que importa
“Mia Bennett”
Miro Seattle a través del cristal del coche mientras Harry, el conductor que nos esperaba en el aeropuerto, nos lleva directos al hotel.
Ha pasado una semana desde la detención de David, desde que firmamos lo del piso… y ahora, por fin, con todo un poco más tranquilo, estamos aquí. Y lo mejor de todo: sin Miranda a la vista.
—¿En qué piensas? —susurra Ethan a mi lado, tan bajo que solo yo puedo oírlo.
—En lo feliz que estoy de que estemos aquí solos —contesto, sonriendo—. Y en las llaves de mi piso nuevo.
—¿Ah, sí? ¿Y cuál de las dos cosas te hace sonreír más?
—Difícil elegir —lo pico—. ¿Pasar los próximos dos días teniendo te todo para mí o empezar a decorar mi primer rinconcito propio…?
—No sé si me gusta esa indecisión —bromea, rozando mi mano sobre el asiento—. Igual tengo que convencerte de cuál es la opción ganadora.
Me río y niego con la cabeza.
—Lauren ya está como loca con mil ideas para el piso —cuento, cambiando de tema—. Me pasé todo el domingo miran