Regina acompañó a Alicia hasta el elevador.
Maximiliano le dedicó una última mirada antes de entrar con su madre.
Esperó a que las puertas del elevador se cerraran y comenzara a bajar. Solo entonces dio media vuelta y regresó al departamento.
***
Su hijo la había llevado en el carro ese día.
De regreso a casa, Alicia observaba a su hijo, que iba al volante, y comentó:
—Se ve que tienes mucho tiempo libre últimamente.
—No empieces a criticarme. Sabes que trabajo muy duro.
El semáforo se puso en rojo y detuvo el carro entre los demás. Una sonrisa se dibujó en sus labios, revelando su buen humor.
Alicia guardó silencio por un momento.
—¿No odiabas a Regi?
Maximiliano se dio cuenta de que su madre lo estaba probando. El semáforo cambió a verde y él reanudó la marcha, con la vista fija al frente. Sonrió antes de hablar.
—Crecimos juntos, somos amigos de toda la vida. Antes... sí, tuvimos nuestros problemas, pero tú sabes cómo es esto. Hasta las parejas más unidas se pelean. Lo nuestro fue s