Llegó al elevador y presionó el botón para subir.
Andrea se rio al otro lado de la línea.
—¿Cómo te va en el rodaje? ¿Ya te acostumbraste?
—Muy bien, me llevo súper con todos. Los días se me pasan volando.
—¡Ay, qué envidia! Tu primer rodaje y te toca con el equipo de Sebastián. Estás que no cabes de la felicidad por estar tan cerca de tu ídolo, ¿o no?
Al escuchar las palabras "tan cerca", Regina recordó lo que había pasado ese día en el camerino y se quedó callada.
Andrea, por supuesto, notó que algo pasaba.
—¿Pasa algo? ¿Tienes algún problema?
—No, para nada.
Lo negó. Después de todo, Sebastián era una superestrella. Aunque Andrea era su mejor amiga, era mejor no contarle esas cosas a nadie.
—Si te pasa cualquier cosa, me tienes que decir. Yo tengo experiencia en rodajes y conozco a varios de los profesionales de ahí. ¡Si alguien se pasa de listo contigo, yo te defiendo!
La calidez recorrió su corazón al escucharla.
—Ding.
Las puertas del elevador se abrieron. Entró mientras hablaba.