Gabriel le pidió un pañuelo a alguien que estaba cerca y comenzó a limpiarle la cara a Regina.
Mónica sintió amargura al verlo cuidarla con tanta devoción.
Lorena notó la tristeza en la cara de su amiga y le hirvió la sangre.
—¿Por qué te disculpas con ella? Gabriel era tu novio. A una zorra descarada como esta, que se mete con el novio de su propia hermana, ¡se merece lo peor! ¡Una copa de vino en la cara es lo mínimo que le corresponde!
Al escuchar eso, las miradas de los presentes se clavaron en Regina, y reflejaban asombro e incredulidad.
Muy pocos sabían de la relación que Gabriel y Mónica habían tenido, solo sus amigos más cercanos. Nadie de los presentes pertenecía a ese círculo, así que nunca habían oído nada al respecto.
Regina se mordió el labio y apartó la mano con la que él le limpiaba la cara. Su mirada se volvió seria al observar a las dos mujeres frente a ella.
Fijó la vista en Mónica, notando esa mirada dolida y obsesiva con la que observaba a su esposo. La rabia comenz