—Pero es que la prueba marcaba dos rayas, por eso creíste que estabas embarazada. Además, si no se hubieran acostado, ni siquiera tendrías que buscarlo.
Andrea le pasó un pañuelo desechable a Regina para que se secara las lágrimas.
—La prueba tenía dos rayas, clarísimas. ¿Por qué no estoy embarazada?
Sacó la prueba de embarazo de su bolso. Las dos rayas eran tan nítidas... ¿cómo era posible que el análisis de sangre diera negativo?
—¡No puedo creerlo! ¿O sea que hasta las pruebas de embarazo salen defectuosas? Dime dónde la compraste, ¡vamos a reclamarles!
Regina le dijo que no.
—No, fue mi culpa. Fui muy impulsiva, debí haber venido al hospital a hacerme un análisis antes de todo esto.
—Claro que no, la culpa es mía. Yo te insistí en que le llamaras a Gabriel. Regi, perdón, lo siento mucho...
—Lo hiciste por mi bien.
Regina había planeado invitar a Gabriel a comer para celebrar después de la consulta.
Pero ahora que no había ningún bebé, no tenía idea de cómo darle la noticia.
Andrea