Capítulo 104
Regina se sentó en el asiento del copiloto con una sonrisa radiante que dejaba claro su excelente humor.

Gabriel la observó y arqueó una ceja.

—¿Y qué tanto compraste?

Ella giró la cabeza para mirarlo, sonriendo.

—Te enseño cuando lleguemos a la casa.

La palabra "casa" lo tomó por sorpresa. Gabriel se quedó mirándola un instante, observando su sonrisa luminosa, antes de responder con un profundo y suave "sí".

De camino, pararon en el supermercado y bajaron juntos a comprar algunas cosas para la cena.

En cuanto llegaron al departamento, sacó toda la ropita de bebé que había comprado.

Sostuvo un mameluco azul rey con un estampado de dinosaurios para que Gabriel lo viera.

—¿A poco no está adorable?

Él observó atento las bolsas de compras sobre el sofá, todas repletas de ropa para bebé. Hizo mala cara.

—¿No crees que es muy pronto para comprar todo esto?

Regina asumió que se refería a que no sabían si sería niño o niña, y que por eso no era buen momento para comprar ropa.

—¡No, no! La ven
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