—¿Cuántos años tienes? —farfullo, y siento que me estoy quedando dormida.
Su pecho da unas leves sacudidas que me indican que se está riendo.
—Veintitrés.
Yo dejo escapar un bufido de incredulidad, pero no tengo fuerzas para discutir con él. El cansancio me vence y me quedo dormida.
Me despierto exactamente en la misma postura en la que me había dormido, pero tapada con un edredón hasta la cintura. Nick sigue rodeándome el torso con los brazos y mis manos descansan sobre ellos. El intenso olor a sexo se percibe en el ambiente.
Necesito ir al baño.
Inspecciono la habitación en busca de un reloj. ¿Qué hora será? Oigo la respiración suave y serena de Nick junto a mi oreja. No quiero moverme para no despertarlo, pero necesito ir al baño urgentemente. Y podría marcharme antes de que él se despierte y me eche.
Despacio, empiezo a despegar sus brazos de mi cuerpo pegajoso. Él gruñe un poco entre sueños y hace que sonría para mis adentros. Me sorprende no estar arrepentida.