Se levanta un poco y me besa con ternura.
—No necesito ponerme de pie y anunciarles a todos lo mucho que te quiero. No me interesa complacer a nadie, sólo a ti.
Se me hace un nudo en la garganta y sólo acaba de empezar.
Suspira.
—Me has conquistado, nena. Me has hecho tuyo, y tu belleza y tu fuerza me han embriagado. Sabes que no puedo vivir sin ti. Has hecho que mi vida sea tan hermosa como tú. Has hecho que quiera tener una vida que valga la pena, una vida a tu lado. Tú eres todo lo que necesito. Necesito verte, escucharte, sentirte. —Deja caer mis manos y me acaricia los muslos—. Amarte.
Me tiene en el bolsillo. Tiene a mi tía en el bolsillo. Tiene a todos los presentes comiendo de su mano. Me muerdo con fuerza el labio inferior para no dejar escapar un sollozo, siento un nudo que me atenaza la garganta y los ojos llenos de lágrimas. Miro el apuesto rostro de Nick, mi marido arrollador, que arrasa con mi cuerpo y con mis emociones.
—Necesito que me dejes hacer todo eso, Addiso