Siento la rápida evolución de un orgasmo inminente y sé que va a hacerme estallar. Me agarro a sus hombros como si no hubiese mañana y gimo en su boca mientras él continúa con su asalto.
«Aquí viene».
—Córrete —me ordena mientras aplica más presión sobre mi clítoris.
Me deshago en una explosión de estrellas. Le libero la boca y dejo caer la cabeza hacia atrás en un absoluto frenesí.
Lanzo un grito. Él me agarra la cabeza y me la inclina hacia adelante para placarme la boca y atrapar mis últimos gritos. Estoy completamente extasiada, jadeando, temblando y sin fuerzas.
Me desintegro entre sus manos, totalmente desinhibida y sin sentir ninguna vergüenza por lo que consigue hacer conmigo. Estoy loca de placer.
Su beso se relaja y su presión disminuye; me devuelve poco a poco a la realidad mientras posa tiernos besos por toda mi cara caliente y mojada. Ha estado demasiado bien. Demasiado bien.
Noto que me aparta un mechón de pelo de la cara y abro los ojos. Al hacerlo me