Sabía que no me iba a gustar lo que iba a decir, pero no veo la solución a este asunto. Marcus supone probablemente la pensión de jubilación de Paolo, y sé que le va a dar algo cuando le diga que no voy a seguir trabajando con él. No puedo hacerlo, y ni siquiera le he contado a Nick lo del mensaje de texto. No obstante, acaba de confirmarme que él también cree que es él quien aparece en las grabaciones del bar.
Joder.
—¡Es lunes! —exclamo, y me giro un poco en un intento de levantarme de la cama.
Al instante me agarra de los hombros y me obliga a echarme de nuevo.
—¿En serio crees que voy a dejar que te muevas de aquí? —Sacude la cabeza—. También he estado pensando en otras cosas. —Empieza a morderse el labio. Oh, oh. ¿En qué?
—¿Qué otras cosas? —pregunto. Ni siquiera ha desarrollado sus pensamientos con respecto a lo de Marcus, aunque sé exactamente adónde quiere ir a parar con ello.
Se aprieta todavía más contra mí.
—No puedo estar sin ti.
—Eso ya lo sé.
—Pero no