Me giro y lo veo observándome detenidamente, con la barbilla temblorosa.
—Aquí ya no tengo nada que hacer —digo, y me dirijo hacia la puerta.
El aparador parece pesado, pero no tengo ocasión de comprobarlo. Nick se interpone en mi camino y detiene mi progreso. Respiro hondo y lo miro.
—Que sepas que no voy a irme, pero sólo porque no puedo. Voy a salir ahí y me voy a tomar algo, y mañana por la noche saldré de fiesta con Lucas. Y tú no vas a impedírmelo.
—Eso ya lo veremos —responde, muy seguro de sí mismo.
—Por supuesto que lo veremos.
Empieza a mordisquearse el labio clavando su mirada en la mía.
—No puedo cambiar mi pasado, Addison.
—Lo sé. Y no parece que yo pueda olvidarlo tampoco. ¿Te importa apartar el mueble, por favor?
—Te quiero.
—Quita el aparador de ahí, por favor.
—Tenemos que hacer las paces —dice con expresión socarrona.
Se me salen los ojos de las órbitas.
—¡No! —grito, ofendida por su intención de que lo perdone echando un polvo rápido.
Avanza un paso