—Hace poco que salimos. No es nada serio. —Intento quitarle importancia y me río para mis adentros. Ni yo misma me creo lo que acabo de decir.
—¿Y es alcohólico?
Doy un suspiro de hastío que sé que no le gusta un pelo.
—No es alcohólico, tía. Jackson está despechado, no le hagas ni caso y no vuelvas a responderle el teléfono.
—Esto no me gusta nada. Cuando el río suena, agua lleva, Addison.
La verdad es que se la oye disgustada, y lo entiendo. Nunca me he alegrado tanto de que vivan tan lejos. No creo que pudiera mirarla a la cara.
—Tu hermano no me dice nada como tú —añade amenazante. Sé que en cuanto me cuelgue va a llamar a Lucas para volver a interrogarlo.
—Lo sé. Tengo que dejarte —insisto.
—Vale. Te llamo el fin de semana —dice de un tirón—. Cuídate mucho —añade con más dulzura. Nunca le gusta terminar mal una conversación.
—Lo haré. Los quiero.
—Nosotros a ti también, Addison.
Dejo el teléfono sobre mi regazo y me quedo mirando las musarañas. ¿Va a seguir jo