—Igualmente, Cathy. Me gustaría mucho, gracias.
—¿Qué te apetece? —Me sonríe. Tiene un rostro muy dulce.
—Tomaré lo mismo que Nick, por favor.
No me sorprendería si se da la vuelta y me dice que me meta el bagel por el culo, pero no lo hace.
Asiente y sigue con lo suyo.
Tomo mi vaso de zumo y a continuación miro a Nick. Está muy satisfecho. Me alegro de que mi vergüenza le haga tanta gracia. Seguro que no estaría tan tranquilo si Cathy fuera un hombre. Acerco la mano a su regazo, la meto por debajo del pantalón y le tomo la polla. Da un salto, se golpea la rodilla con el mármol y se atraganta con la comida. Cathy se da la vuelta, asustada de ver a Nick atragantándose, y corre a ofrecerle un vaso de agua. Él lo toma y hace un gesto de agradecimiento.
—¿Estás bien? —pregunto muy preocupada mientras le acaricio la polla erecta muy despacio.
—Sí, estoy bien. —Su voz es aguda y forzada.
Cathy se va a preparar mi desayuno y yo sigo siendo mala con la entrepierna de él. Deja