Me besa con fuerza. Asalta mi boca con decisión y frota su erección contra mí. Dios, quiero arrancarle la ropa. Ahora, esto no tiene nada que ver con hacer el amor... Tampoco es que vaya a quejarme.
—¿Por qué no te has puesto un vestido? —pregunta, malhumorado, metiéndome la lengua. Eso mismo quiero saber yo. Me lo habría subido a la cintura y Nick ya estaría dentro.
—Me estoy quedando sin vestidos.
No he llevado nada a la tintorería desde que llegué, y casi toda mi ropa sigue en casa con Lucas. Gime en mi boca.
—Mañana sólo compraremos vestidos. —Me levanta con las caderas y vuelve a frotarse contra mi sexo.
Suspiro de placer, puro y desinhibido.
—Mañana compraremos un vestido —digo desabrochándole el cinturón.
Se separa de mi boca y me roza con la frente húmeda. Los ojos le brillan y se humedece los labios. Lo acaricio por encima de los pantalones con el dorso de la mano y se revuelve y palpita cuando mi lengua recorre su labio inferior. Le bajo la bragueta y libero s