No me cabe la menor duda de que estos dos han tenido una relación sexual. Lily lo lleva escrito en la cara. Quiero vomitar. Me siento posesiva y celosa.
La intrusa atrevida no hace siquiera amago de bajar el culo de la mesa de Nick, sino que se queda ahí sentada, disfrutando con la tensión que causa su presencia. No obstante, es la botella transparente la que supone una amenaza. Puedo soportar a Lily. No estoy de humor para jueguecitos con ex conquistas sexuales.
Miro a Nick y él me mira. Todavía lleva puestos los pantalones gris marengo pero se ha arremangado la camisa negra. Tiene el pelo oscuro despeinado pero, a pesar de toda su belleza, parece asustado e incómodo. No lo culpo. Acabo de verlo en plan cariñoso con otra y con una botella de la sustancia del mal delante. Es el dos por uno de mis peores pesadillas.
Hace girar la silla con los pies, alejándose de la intrusa y acercándose a mí. —¿Has bebido? —Mi voz es fuerte y serena. No me siento así.
Niega con la cabeza.
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