—¡No! —aúllo—. Él ha intentado besarme y le di un empujón. Estaba a punto de irme. —Me duele la frente de tanto fruncir el ceño.
Me sobresalto cuando empieza a pegarle puñetazos al volante.
—No vuelvas a decirme que soy posesivo, celoso y que exagero, ¿me has oído?
—¡Eres más que posesivo!
—Addison, en dos días te he atrapado con dos hombres que estaban intentando meterse en tus bragas. Dios sabe qué habrá pasado cuando no estaba presente.
—No seas imbécil. Estás paranoico. —Sé que no lo está. Tiene razón, pero lo que yo quiero saber es por qué, de repente, a Marcus le interesa mi relación con Nick—. ¿De qué conoces a Marcus?
—¿Qué?
—Ya me has oído.
Sé que se lo está pensando porque el labio inferior ha desaparecido entre sus dientes.
—Le compré el Gramur, Addison. ¿De qué crees que lo conozco?
—Le pareció muy interesante que le dijera que hacía más o menos un mes que salía contigo. ¿Por qué será?
Se gira otra vez para mirarme.
—Y ¿por qué carajo hablas