—Addison, discúlpame. Lo siento mucho. De verdad. —Estoy sorprendida. Nick no parece la clase de hombre que se disculpa porque sí—. Sí, de verdad. Te he hecho sentir incómodo. Me he pasado de la raya. —Parece sincero—. Te he molestado. Por favor, acepta mis disculpas.
Yo no diría que estuviera molesta con su atrevimiento y comentarios. Me ha dejado sorprendida, más bien.
—Está bien. ¿Entonces ya no quiere hacerme gritar y amordazarme? —digo vacilante.
—Te escuchas decepcionada, Addison.
—En lo absoluto.
Surge un breve silencio en la línea antes de que Nick vuelva a hablar.
—¿Puedo pedirte que empecemos de nuevo? Centrémonos en lo profesional. Paolo es un gran amigo y le debo mucho. Al ayudarte a ti, lo ayudaría a él.
No estaba tan segura. El que se disculpara no eliminaba el efecto que tenía en mí.
—No lo sé, señor White.
—Llámame Nick. Me haces sentir mayor cuando me dices “Señor White” —Gruñe.
Cierro mi boca cuando surge entre mi lengua la misma pregunta de su edad, pero es mejor no