Me agarro a sus hombros y siento que todas las emociones perdidas me inundan de nuevo bajo sus caricias, su atenta boca y su cuerpo duro flanqueando el mío. Mi miedo estaba totalmente justificado: he vuelto a perderme en él.
Gimoteo cuando aparta los labios y se sienta sobre los talones antes de quitarme los pantalones cortos con la mano sana y llevarse las bragas con ellos.
—Necesitas un recordatorio —dice mirándome.
—Esto no es el modo convencional.
—Así es como yo hago las cosas, Addison. —Tira mis pantalones y mis bragas a un lado, me levanta y junta su boca con la mía—. Necesitamos hacer las paces.
No puedo resistirme más. Clavo los dedos en la goma de sus bóxeres y lo beso con más fuerza mientras se los bajo por las caderas. Deja escapar un largo gemido y vuelve a tumbarme en la cama, lo que hace que tenga que soltar los calzoncillos, así que pongo un pie en el elástico y estiro la pierna para bajarlos del todo. Está medio acostado sobre mí, con su cuerpo duro y esbe