—Vale, ¿y qué hay del sexo? —Necesito saber eso. Quiere que sea todo lo contrario a todo lo relacionado con el Hotel, pero luego me folla como un loco.
Vuelve a sonreír.
—Ya te lo he explicado. Nunca me parece tenerte lo bastante cerca.
—Cuando follamos adormilados, sí —respondo. No voy a insistir mucho en este asunto. Me encanta el Nick dominante.
—Ya, pero entre nosotros hay una química increíble. Jamás la había sentido.
Mi corazón se acelera y, por primera vez en casi un día entero, es de felicidad. ¿Jamás había sentido eso? Pero se ha acostado con decenas de mujeres, ¿o son cientos? Mi sonrisa desaparece al instante.
—¿El qué?
Apoya las manos sobre mis muslos.
—Es pura dicha, nena. Una satisfacción absoluta. Un amor absoluto capaz de mover la tierra y de hacer temblar el universo. Vuelvo a sonreír.
—¿En serio?
—Sí. Es como estar en el cielo.
Me dejo caer sobre su pecho.
—¡Ay!
—Cuidado. —Me ayuda a incorporarme—. ¿Te duele mucho?
La ira se refleja en sus ojos mientra