—White, hago lo que puedo, pero si me llaman para encargarme de algún gilipollas borracho o de alguna pelea de niñatas, no puedo estar encima de ella. Sacudo la cabeza.
Lo próximo va a ser que me ponga un guardaespaldas. Esto es ridículo.
—No necesito que nadie me vigile —mascullo entre dientes. Estoy furiosa.
Ambos se giran para mirarme. De repente Jay parece incómodo y Nick está tenso y agitado.
Durante unos instantes nos mantenemos en silencio. Es embarazoso y, de manera inconsciente, me cruzo de brazos mientras me siento. Nick escudriña cada uno de mis movimientos.
—¿Dejaste tu bebida desatendida en algún momento? —pregunta Jay.
La pregunta me deja atónita.
—No.
—¿Cuándo empezaste a sentirte rara? —pregunta Nick cruzando los brazos sobre su pecho.
—Me tambaleé un poco en la barra, pero pensaba que había sido cosa de los tacones.
—¿Hablaste con alguien en la barra?
¡Mierda! ¿Debería mentir? He visto cómo reacciona Nick cuando se me acerca algún tipo y no es agradable