—Pero estuvieron charlando durante unos minutos. ¿De qué hablaron?
—Él se disculpó.
—¿Durante todo ese tiempo? —dice con las cejas enarcadas.
Tiene razón, para disculparse sólo se necesitan un par de segundos, pero no recuerdo cada detalle de la conversación.
—Te dije que no volvieras a verlo.
Lo miro con la boca abierta.
—Nick, no lo planeé. Ya te he dicho que fue una coincidencia. —¿Qué pretendía que hiciera? ¿Que me fuera del bar?—. Quería saber cómo se había enterado de lo tuyo.
—¿Tanto te importa? —Sé que está intentando controlar su temperamento.
—No, la verdad es que no.
Empieza a morderse el labio inferior mientras me observa. Me siento culpable y no sé por qué: yo no he hecho nada malo. No me está gritando, pero es evidente que está disgustado. ¿Qué quiere que haga? Sé que está pensando lo mismo que yo con respecto a Marcus, pero no puede cabrearse conmigo por eso porque yo ni siquiera sabía que estaba allí, si es que era él. ¿Era él?
—Entonces olvíd