Benjamín Fox, príncipe contemporáneo, se desenvuelve en la opulencia y las tradiciones de la nobleza, asistiendo a un prestigioso colegio diseñado para jóvenes de su estatus. Sin embargo, su vida toma un rumbo inesperado con la llegada de Edgar Vasiliev, heredero ruso y vástago del enemigo jurado de la familia Fox. La rivalidad ancestral se manifiesta de manera tumultuosa, generando un torbellino emocional que desafía las expectativas de Benjamín. A medida que pasa el tiempo, Benjamín se enfrenta a un dilema desgarrador al descubrir que sus sentimientos lo llevan a enamorarse de su enemigo declarado. La historia explora las tensiones entre el amor y las lealtades familiares, desafiando las barreras sociales y generando una profunda reflexión sobre la complejidad de las relaciones en un mundo donde la tradición y el privilegio marcan el compás de sus vidas. En este escenario de rivalidad ancestral, Benjamín se embarca en un viaje emocional, confrontando las expectativas impuestas por su linaje y cuestionando los límites del corazón en medio de un conflicto que desafía las convenciones establecidas.
Ler maisEn un mundo dominado por cinco poderosos imperios conocidos como “los cinco pilares”, la lucha por el control y el poder económico era constante. Cada imperio gobernaba un continente y tenía su propia dinastía imperial. Entre ellos se encontraban “Tsarskaya zimnyaya romashka”, ubicado en Rusia y gobernando Europa; “The Imperial Black Rose”, con sede en Washington DC y controlando América; “Azuma no tei sakura” en Japón y “Alqurnafl al'iimbraturi lilshams” en Marruecos. Sin embargo, la historia se centraba en la rivalidad entre “Tsarskaya zimnyaya romashka” y “The Imperial Black Rose”.
La guerra entre estos dos imperios provocó la desaparición del imperio australiano que gobernaba Oceanía, “The empire of the Golden Wattle”, así como la retirada de los imperios japonés y marroquí debido a su falta de poder para enfrentarse a los dos imperios restantes. A medida que la rivalidad crecía, la economía imperial se vio afectada, generando pobreza y desgracia en todo el mundo.
Sin embargo, la reina rusa, Ágata Vasiliev, y el rey estadounidense, Richard Fox, tomaron la valiente decisión de hacer un pacto de paz y dejar de lado sus diferencias en aras del bienestar de todos. Esto permitió que la economía imperial volviera a florecer y estabilizarse, marcando un antes y un después para ambas familias.
Cuatro décadas después de esa crisis, Ethan Vasiliev, hijo de Ágata, quedó al mando del imperio europeo mientras que Elena Fox, hija de Richard, asumió el liderazgo del imperio americano. Ethan, cumpliendo con el último deseo de su madre enferma, se propuso demostrar al mundo la superioridad del imperio europeo, incluso si eso implicaba romper el pacto de paz. Por otro lado, Elena siempre se mantuvo neutral, consciente de las tragedias causadas por las guerras y las disputas.
En este contexto, Elena se casó con Gerald Thompson, un hombre que pertenecía a la una dinastía de Caballeros. Su amor floreció y fueron bendecidos con el nacimiento de su hija, Beth Fox Thompson y, luego de unos años, con su segundo hijo, Benjamín Fox. Mientras tanto, Ethan se casó con Rebecca O’Neal, una mujer estadounidense devastada por la desaparición del padre de su hijo. Ambos acordaron ocultar la verdad sobre la paternidad y presentaron a Edgar Vasiliev como el único heredero del imperio europeo.
Las noticias sobre los nacimientos de estos niños, tan cerca uno del otro, se propagaron por todo el mundo, generando un gran revuelo. Sin embargo, la desaparición de la familia imperial europea llevó a los Fox a mudarse y perder su paradero, aunque sus negocios continuaron operando, lo que despertó la curiosidad de muchos.
Mientras tanto, Ethan seguía buscando incansablemente a su rival, Gerald Thompson, quien había desaparecido hace más de diez años. Finalmente, decidió viajar a Estados Unidos y se encontró con Rebecca y su hijo Edgar, quien ingresaba al exclusivo colegio para nobles “Gold and Silver Crowns” en Washington DC. El reencuentro con su hijo fue emotivo y sorprendente, ya que Edgar estaba a punto de cumplir los dieciséis años.
Así, en un lugar desconocido para muchos, los hermanos Fox, Benjamín y Beth, se preparaban para comenzar un nuevo día en su colegio especial para la nobleza. Mientras tanto, las rivalidades y los secretos entre las familias imperiales continuaban, marcando el destino de los imperios y el equilibrio del mundo.
A medida que el invierno pierde su agarre sobre la tierra, el aire se llena de un suave cálido y revitalizador. Los árboles comienzan a despertar de su letargo invernal, y las flores emergen tímidamente de la tierra, estallando en una exuberante paleta de colores. La primavera se establece, tiñendo el paisaje con tonos vibrantes y frescos, y creando una atmósfera de renovación y esperanza.Los días fluían como un río constante, llevando consigo la secuencia ininterrumpida del tiempo. El sol se alzaba en el horizonte, derramando su cálida luz sobre el mundo, anunciando el inicio de una nueva jornada. Los primeros rayos de luz se colaban por las cortinas, despertando a la vida a medida que se filtraban en las habitaciones.La rutina diaria se desplegaba en cada rincón, con la gente saliendo de sus hogares y sumergiéndose en el bullicio de la vida cotidiana. Las calles se llenaban de pasos apresurados, vehículos en movimiento y el murmullo constante de voces. La ciudad cobraba vida con s
Erika estaba emocionada con la fiesta, pero ahora se encontraba nerviosa.—Todo está perfectamente bien —respondió ella y ensanchó su sonrisa—. Aunque depende de cómo vean ustedes eso. —Señaló detrás de ambos chicos, logrando que ambos se giraran con curiosidad hasta lograr ver a Linda Wilson, hablando con Edgar O’Neal. Lucien bufó y soltó una risita.—Ese cuadro no sería nada importante si no estuviese la hija del director —masculló el francés y Benjie lo apoyó con un asentimiento silencioso—. Como sea, él ya está aquí y, como dijo el profesor, es un alumno oficial, mucho no podemos hacer.—Pero sí podemos obtener respuestas. No sé a ustedes, pero a mí me molesta en sobremanera —habló Benjie y se puso de pie—. Ya regreso. —Sus amigos no pudieron hacer más que despedirlo y siguieron con su almuerzo. Lucien se giró una vez más, solo para darse cuenta de que Linda y Edgar ya no se encontraban en la cafetería.Mientras Benjamín caminaba por los pasillos, decidió primero llamar a su padre
El muchacho habló, logrando miles de caras sorprendidas, murmullos momentáneos y otros más prolongados.Benjamín se descolocó y empezó a revisar de nueva cuenta los papeles. El profesor frunció el ceño y observó fijamente al pelinegro, quien empezó a molestarse. No entendía qué pasaba.—Disculpa la pregunta, pero, ¿eres hijo de Ethan Vasiliev? —inquirió Erika al ver que nadie decía nada. Ella realmente se moría por saber si era verdad. Edgar frunció el ceño por la pregunta y se cruzó de brazos. No sabía por qué le preguntaba eso, era algo obvio, al menos para él.—Sí, ¿por qué la pregunta? —Las palabras de Edgar complicaron más el ambiente. Todos empezaron a hablar y mantenían sus expresiones de sorpresa. Benjamín no podía creerlo y por eso mantuvo su vista pegada a los papeles, pero en ninguna línea estaba el apellido “Vasiliev”.Rápidamente, se puso de pie y encaró al pelinegro, quien lo observó fijamente. Edgar reconoció esos ojos; el chico del pasillo, que reía alegremente ahora l
—Hola, Ben —farfulló—. Sabes que no soy un amante de madrugar, odio esto… —se quejó mientras tapaba su rostro con ambas manos. Erika empezó a reír y Benjamín le dio unas suaves palmaditas en la espalda.—Se supone que un Conde Le Brun no se queja —se burló Benjamín, logrando que su amigo lo observase con molestia.—No me estaba quejando, príncipe, solo recalcaba un hecho.—Es broma, Lucien… —refunfuñó el castaño y siguió escribiendo.Lucien Le Brun. Un Conde francés egocéntrico y guapo. Sus rasgos masculinos bien definidos lo habían hecho de mucha fama en el colegio. Y Erika Schelling, una Marquesa americana, entusiasta y alegre, pero de carácter fuerte, eran los mejores amigos del Príncipe Imperial, Benjamín Fox. Además, estaban comprometidos desde hacía muchos años ya. Benjamín era testigo de lo mucho que se querían sus amigos.—¿Y qué haces tan temprano? No me digas que tarea porque soy capaz de morirme justo ahora —advirtió Lucien y dramatizó su pronto desmayo. Benjamín se carcaje
La voz amable de la mujer alertó al joven ruso, quien retrocedió lentamente. Abrió su mochila y sacó los documentos que le había dado Stella en el desayuno. Sin siquiera responder, le extendió la mano con los papeles. La mujer soltó una risita.—Sí, soy Edgar O’Neal… —logró decir mientras veía que la mujer tomaba los documentos y los anexaba en una carpeta negra que llevaba entre los brazos.—Un placer, Edgar. Yo soy Ximena, secretaría principal del Gold and Silver Crowns —se presentó la mujer sin quitar esa sonrisa que le causaba escalofríos al joven—. Seré quien te guíe a tu clase y explique cómo funcionan las cosas por aquí. Tengo entendido que es tu primera vez en un colegio para nobles…—Es correcto. —Su voz sonaba robótica y salía rápidamente por los nervios. Quería que ya acabara.—Entonces, sígame, por favor. —Ella se giró y empezó a caminar. Edgar se limitó a seguirla sin hacer más preguntas. Pasaron por un pasillo y subieron en el ascensor hasta el tercer piso. Una vez allí,
Edgar O’Neal se sentó solo en el espacioso comedor, observando la mesa vacía ante él. Era una escena familiar para él, una que había experimentado innumerables veces en su corta vida. La ausencia de su madre en el desayuno se había convertido en una triste realidad, ya que su trabajo la mantenía alejada de casa durante la mayoría de las mañanas.El aroma del café recién hecho llenaba la habitación, mezclados con el silencio que reinaba en el lugar. Edgar se sentía acostumbrado a esta soledad matutina, pero no podía evitar sentir una punzada de tristeza en su corazón. Anhelaba la compañía de su madre, anhelaba poder compartir ese momento especial del día juntos, pero sabía que sus responsabilidades laborales se lo impedían.Tomó una taza de café caliente entre sus manos, dejando que el líquido oscuro le proporcionará algo de confort en medio de la quietud. Observó el reloj en la pared y se dio cuenta de que estaba llegando tarde para sus clases en el colegio “Gold and Silver Crowns”, u
Último capítulo