Habían terminado de vestirse cuando Iris finalmente vio los pies de Cian asomarse. Antes de que pudiera verlos, Iris y Hugo tomaron asiento rápidamente en la tumbona. Al ver el movimiento, captaron la atención de Cian. Quién los miraba con el ceño fruncido, mientras ellos trataban de recomponerse de los minutos previos.
—¿Por qué están aquí afuera debajo de la lluvia? —preguntó Cian.
Iris y Hugo intercambiaron miradas rápidamente.
—Es que…
—La verdad es que no quiero escuchar esa respuesta. ¿Estás bien? —inquirió nuevamente.
—Si, mucho mejor —respondió, mientras sentía como su rostro la dejaba en evidencia.
—Cuando fui al hospital ya te habían dado el alta. Estuve conduciendo por todos los hospitales tratando de encontrarte. Porque no sabía cómo obtener tu ubicación.
Cian se veía notablemente preocupado. Al ver lo afligido que había estado su hermano por su salud. Iris se acercó a él. Por primera vez en mucho tiempo, lo abrazó. Noto como Cian se sorprendía ante su gesto, y luego como