—Después de pensarlo mucho, he tomado la decisión final de ceder la dirección general de Inmobiliaria Panorama. Este cargo lo asumirá mi hija, Sofía.
Ella se limitaba a permanecer en el estrado, cumpliendo con elegancia su papel, casi como una figura decorativa en ese momento. Solo cuando escuchó que su madre la mencionaba, se adelantó para hablar.
Apenas Lorena terminó, le entregaron el micrófono.
Sofía lo tomó con naturalidad y, con una leve sonrisa dibujada en los labios, dijo:
—Gracias, directora.
Lorena le dio una palmada en el hombro y comentó con un dejo de fastidio:
—En una fiesta así no hace falta que me llames directora. ¿Por qué tanta formalidad?
Sofía apenas sonrió, y sus hoyuelos se marcaron sutilmente en las comisuras de sus labios.
—Entendido, madre.
Ese claro "madre" dejó a todos los presentes boquiabiertos.
Incluso sus antiguos compañeros de trabajo, aquellos con los que había compartido oficina, pasaron de la confusión inicial al más puro asombro.
¡No podían creerlo!