Derek Dixon es un chico alegre, apuesto, millonario y muy benevolente. Actualmente figura como uno de los empresarios, más jóvenes del país. A raíz de un terrible accidente, el pobre quedó invalido según de por vida. Sin embargo, a pesar de su condición, siempre busca de ver la vida con entusiasmo, dirige junto su tío Brandon una fundación para personas con discapacidad, brindándole un poco de consuelo a los menos favorecidos. En este nuevo camino, lo acompañará la hermosa, Leah Smith, una chiquilla alocada y muy inocente, a quién el destino a golpeado muy duro, a ésta joven huérfana la vida le cambiará radicalmente, dándole un inesperado giro de 180º. Que la hará convertiste en: "La Esposa Virgen del Paralitico” SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA "LA ESPOSA VIRGEN"
Leer más—¡Señor, los refuerzos enemigos están llegando y nos superan en número!—Un valiente soldado había atravesado el campo de batalla desde el bosque para llegar hasta las murallas interiores del castillo.
—Tranquilo soldado, ese movimiento estaba contemplado. Ellos no pensaban pelear solos.—Un hombre con una hermosa armadura dorada, cargando un casco del mismo color entre sus manos, permanecía montado en un caballo que llevaba una armadura fina y resistente, del mismo color que la suya.—General Vecano, dígale a la caballería que es momento de unirse a la batalla, deben descender desde la montaña como lo planeamos en el cuartel. Se colocó el casco cubriendo completamente su cabello largo y café. Al ponérselo, nada de su rostro quedó descubierto, se convirtió en una protección total para su cara. Sus ojos color miel, su nariz afilada, el mentón tan varonil, así como su corta barba, quedaron al resguardo del metal. El casco tenía una abertura en los ojos, la cual podía levantar para permitirle ver mejor el escenario. Este no le favorecía para nada. Había muchos soldados enemigos apostados por todo el frente. Era un muro de hombres que lo retenía ahí… a su inevitable destino. El inmenso lago que pertenecía a su reino, se había posicionado en pieza clave para que este floreciera, pero en este caso se había convertido en un obstáculo para ellos pues cortaba gran paso y reducía la posibilidad de un escape. Aunque no estaba contemplada una retirada por parte de los defensores, todos ellos estaban dispuestos a dar la vida por sus tierras, principalmente su rey, quien de todos era el más interesado en conservarlas. La lucha había sido feroz, pero ni de cerca era algo comparable a lo que estaría por ocurrir. Estaba llegando el clímax de aquel combate, en el que se reunieron todos sus enemigos para intentar conquistar y de una vez por todas poner fin a uno de los reinos más bastos e importantes de todo el mundo. El cielo se abría, dejando caer más luz en el escenario, haciendo olvidar por momentos las horas que habían pasado intentando defender el reino. Era como una señal que el cielo mismo enviaba para dar fuerza y así se mantuvieran en pie hasta el final. Las armas enemigas caían por montones, quedando gran parte de estas enterradas para ser un elemento más de aquel trágico escenario. Escudos, lanzas, flechas, espadas y armaduras, eran aquellos elementos de defensa y ataque que tenían los soldados, pero había una más que no era física... la esperanza. —Yo mismo comandaré a la infantería restante y nos uniremos en el frente. Haga que la caballería cuente desde la zona frontal y rompan sus filas.—Su tono de voz contagiaba seguridad.—Con eso podremos doblegarlos completamente. —¡Si mi rey, inmediatamente cumpliré su mandato. Dios nos ampare y estoy seguro que lo hará! —El general montó en su caballo y junto a 20 soldados que lo seguían puso camino a las montañas para comandar a la caballería que esperaba ahí. —¡Hombres del reino norte, es momento de probar su valor contra los invasores, demostremos nuestro poderío y que no le tememos a nada!—Pausó un poco para tomar aire y gritar desde su alma.—¡Demostraremos sobre todo, que la victoria es de este reino! Así motivaba el rey a todos sus seguidores para unirse a la batalla. Él era conocido como "El Rey Agusto I". Había estado en el poder tres años desde que su padre murió, el reino del norte era un lugar fuerte y rico, codiciado por reinos vecinos, lugares lejanos y por las propias familias de este lugar. Su emblema era el rostro de un león con dos espadas cruzadas y una cadena debajo. Estaba impreso en una hermosa bandera con cuadros negros y rojos que se portaba con honor en la batalla y que colgaban en las torres y murallas del castillo. Actualmente enfrentaban una batalla decisiva para el futuro del reino, estaban a la defensiva en un valle cercano al castillo dentro de su territorio. Todos creían que el reino de Agusto caería esta vez, pues varios enemigos se reunieron para hacerle cara en la invasión a su reino. La familia y aliados no acudieron al llamado para apoyarlo en la defensa. Ellos tenían el plan de quedarse con su reino, pero no podían hacerlo de una manera abierta, así que dejaron a los enemigos hacer el trabajo sucio para después ellos intervenir y expulsarlos, contando con que el rey muriera y así tomar posesión de lo suyo. El rey avanzó con furia al campo de batalla, a pesar del pronóstico y de las dificultades que esta batalla presentaba, él nunca perdió la fé ni dejó de confiar en su estrategia. Esperaba agrupar la mayor cantidad de tropas enemigas en el frente para que la caballería arrasara con ellos entrando desde el este. No era una tarea sencilla, contener a tantos enemigos e impedir el avance requería bastante resistencia y sobre todo, tener una moral elevada. Característica que el ejército defensor comenzaba a abandonar. El rey no había peleado en muchas batallas, carecía de experiencia en ese ámbito. Las pocas que libró lo hizo no como líder sino como apoyo de su padre del cual había aprendido todo en este arte bélico. En su reinado había disfrutado de un lapso largo de paz por lo que nunca se tuvo que involucrar. Pero era una persona muy inteligente, estratega, prevenido y nunca descuidó el aprender lo necesario y estar preparado por si el momento llegaba. Ahora necesitaba demostrar que todo lo aprendido podía dejarle frutos, era el momento para dejar ver que sus estrategias podían darle la victoria porque una derrota sería la muerte para él y la caída de todo su reino. —¡Vamos queridos soldados, la gloria y la fiesta nos espera a todos hoy por la noche cuando logremos vencer a nuestros enemigos! Bajó de su caballo para sacar su espada e inspirando a todos sus hombres se lanzó al ataque mientras el Sol caía dando paso a la noche.Paris, Francia.Fotogénica y siempre lista para el flash, así se muestra Lea ante el lente de la cámara de Derek. Quien no para de reír y tomar fotos de todos los lugares visitados, en este preciso instante se encuentran en Paris, visitando la torre Eiffel. Otro logro que se le suma a la pareja, Derek es aventurero por naturaleza y los viajes su eterna pasión. Ya han recorrido varios países del continente europeo, en compañía de su precioso hijo Cameron.—Si esto no es el paraíso, al menos se le asemeja—señala Leah con emoción.—Sabía que te gustaría Europa y aún viene lo mejor, visitaremos luego la bella Italia.—Gracias cariño.—Soy yo quien tiene que agradecerte a ti, trajiste mucha suerte a mi vida querida, ¿Otra foto? —sonríe Leah nuevamente para la cámara muy fascinada.*****Seattle.—Mamá, Papá. Miren me llegaron fotos del viaje de Leah, se nota que se están divirtiendo—asienta Devin muy emocionado.—Esperemos más adelante hacer un viaje en familia.—No sé si cabríamos todos e
Tiempo después.Seattle.Leah por fin logro consolidar su sueño de ser diseñadora de modas, con la ayuda de su madrastra Monique, Eiza y Martina, se está posicionando muy bien en el negocio. Leah a diferencia de Monique se dedica por ahora a la elaboración de prendas masculinas, no descarta más adelante vestir a féminas. Hay una personita muy especial que trabaja junto con ella en el atelier.—Leah aquí tienes los patrones.—Muy bien Ilse, eres buena sastre—responde Leah con amabilidad.Como lo oyen, Ilse la madre de Savannah es una de las costureras del taller. Desde hace muchos años ha tenido afinidad con la costura, solo que su ego era tan grande que, abandonó sus sueños, para vivir rodeada de los lujos, que le ofrecía su difunto marido, al tal punto que se obsesionó con el dinero.En virtud del ultimátum, que le impusieron Savannah y su yerno. No tuvo más opción que buscar trabajo en lo que le gusta. Dio a parar a la empresa de Leah por mera casualidad, al descubrir que era Leah D
Llegan al hospital del pueblo, Derek le indica rápidamente al capataz:—Eduard por favor avísale a mi padrino, iré a ver que tiene mi abuelo.—Enseguida señor.Va Derek velozmente a platicar con el doctor, lo espera en la puerta de urgencias muy nervioso y a los poco minutos el médico sale:—Buen día doctor, soy el nieto del señor Austin por favor dígame, ¿Cómo está mi abuelo?—Gracias a Dios lo trajeron a tiempo, tiene neumonía le suministramos antibióticos para matar la infección, posiblemente tenga anemia está muy pálido. Ya mandé sus muestras al laboratorio.—Gracias Doctor, ¿entonces estará bien?—Sí señor, su abuelo se repondrá. Por lo pronto, seguirá en el hospital para recibir tratamiento.—Muchas gracias doctor, ¿puedo verlo?—Si adelante, el paciente está despierto. Solo no lo agite demasiado, que esta con el respirador artificial.—No se preocupe doctor, es usted muy amable—bosqueja el médico una sonrisa y continúa con sus rondas.Al entrar a Derek, se le aguan los ojos y l
Al llegar a casa, Martina detiene a su hijo para platicarle de su abuelo, y de lo que piensa hacer.—Hijo necesitamos ver cuanto antes a tu abuelo Austin, el padre Matt me dijo que esta algo delicado de salud.—¿Qué? ¿Por qué no me dijo antes?—No lo sé.—Mañana mismo nos vamos a Oregón, hablaré con mi esposa para que nos acompañe.—Leah está con el asunto de su atelier, eso la ha mantenido muy ocupada.—Ni tanto, porque fue hasta mi oficina, para ver a quien había puesto de secretaria.—Ja, ja, ja, entiéndela hijo, te adora—la justifica Martina.—Lo sé mamá, pero volviendo al tema de mi abuelo, él no puede esperar. Mañana mismo nos vamos a Oregón—apunta Derek con mesura.—Muy bien hijo.—¿Y mi padrino?—Salido con Brandon, para la fundación y de allí se iba a Oregón.—Quería verlo, siempre anda de apurado.—Ya mañana seguro lo verás.—Voy a comunicarle a Leah, que nos iremos muy temprano.—Espero que nos pueda acompañar ella también.—Vamos a ver mamá—sube Derek velozmente a ver a su
A su llegada, todo el personal mira a Amber con rareza, al verla vestida de ese modo inusual en ella, ya no llevaba puestos sus sensuales vestidos, hasta los lentes de contacto dejo en casa. El maquillaje también es el gran ausente en su aspecto, está completamente irreconocible. Parece la madre superiora de cualquier convento.Llega Tim para saludarla, luego de haber pasado el día de ayer, una agradable vela con la joven. Mira para todos lados, y concibe que no la encuentra. Se para en su escritorio y pregunta:—¿Y Amber?—Timothy soy yo.—¿Qué? —se espanta—¿Qué te ocurrió y esos anteojos?—Derek me pidió, que me vistiera adecuadamente para la oficina, y los lentes de contacto me molestan en el computador.—Estás muy cambiada, si no fuera por la voz. Pensaría que eres otra persona.—¿Tienes algún problema con mi nuevo aspecto Tim?—No para nada, Sigues conservando tu belleza. Solo que ahora está un poco oculta, creo que Derek exageró—frunce Amber el ceño, musitando que todos los homb
—Amber a mi oficina ahora—asienta Derek en irritable tono, Amber enseguida se sorprende. Al ingresar a la oficina pregunta:—¿Qué ocurre Derek?—¿Se pude saber qué es lo que te traes con Ilse Parrott?—No entiendo.—No te hagas la desentendida, ayer las vieron juntas salir de la empresa. Te pregunté, ¿Qué hacías con Ilse Parrott? —pregunta nuevamente Derek muy molesto.—Nada Derek, solo vino a buscarme.—Donde está esa mujer, no hay nada bueno detrás.—Créeme jamás haría algo que te lastimara.—Ahora lo entiendo todo. Ilse te sugirió que me conquistaras, ¿no es así?—Derek por Dios, me sonrojas.—Es mejor que digas todo, o sino ahora mismo te echo de patitas en la calle, o lo que es peor te puedo meter presa por daños y prejuicios, ¿escoge, que te parece mejor?—Basta Derek me asustas.—Aún no lo hago querida Amber, por defender a mi familia soy capaz de cualquier cosa.—Derek lo siento. Si quieres me voy, tampoco son necesarias las amenazas.—No me evadas y habla te lo ordeno.—Tiene
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