Capítulo 51. Dos latidos.
POV: Gaspar
Ese día empezó con un silencio diferente. No se parecía al silencio de una casa en calma ni al de las horas posteriores a una tormenta. Era un silencio tenso, como una cuerda a punto de sonar. La visita al médico estaba planeada, aunque no lo parecía.
Lupo había organizado la salida como siempre: dos coches, rutas alternativas, teléfonos en modo avión y la agenda marcada con un nombre que no decía nada.
—El coche uno sale vacío por la puerta principal —dijo Lupo en voz baja—. El dos sale por el garaje. Tiempo entre salidas: tres minutos. Gira a la derecha, no a la izquierda. Si ves el semáforo en rojo, sigue.
Asentí. Dante revisó el arma corta. Iván no vino; su gente cubría el segundo anillo desde temprano. A nadie le dije dónde estaríamos exactamente. Ni siquiera a María. Solo le dije: «Volvemos antes de comer». Ella entendió que no debía preguntar nada.
Irina bajó las escaleras con un vestido sencillo y un abrigo ligero. Tenía las mejillas un poco más rosadas.
Desde que