Bianca, mientras tanto, disfrutaba su embarazo serena; aunque el bullicio interno de las expectativas no se iban. Poco a poco, su vientre crecía, evidenciando la nueva vida que albergaba. Se concentraba en hacer la ropita de sus bebés, aunque no era necesario, pues habían ido también a comprar.
Pero ella quería hacerlo, quería sentir que estaba involucrada en cada pequeño detalle del proceso, que sus manos cocían con el amor que sentía por esos dos seres que venían en camino. Además de la costura, pintaba con ahínco, sus pinceladas llenando lienzos de colores vibrantes, tratando de entretenerse y darle una explosión de alegría a sus días.
Pero no todo era tan colorido. A veces, sus días se sentían carbonizados, grises y pesados, como si añorara demasiado su vida pasada, a las personas que la llenaban de risas y momentos compartidos. Incluso extrañaba a sus padres, aunque sabía que ellos la extrañarían aún más. La distancia, impuesta por la necesidad de su nueva vida, se sentía como u