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El tiempo continuaba su curso para Bianca. Aunque no se le exigía demasiado, trataba de entretenerse durante las largas horas en aquella casa. No era necesario que ayudara con las labores, la servidumbre se encargaba de todo, pero su espíritu inquieto la impulsaba a ocuparse en algo. Si no pintaba, entonces confeccionaba, o dibujaba, dedicándose un poco a todo, tratando de entretenerse y ocupar su mente.

Ese día, se encontraba en la habitación donde Lorena solía pintar. Bianca recorría las pinturas con la mirada, observándolas con ojos de privilegio. Para ella, era casi real poder estar allí, disfrutando de las obras de su pintora favorita. Era increíble. En ese momento, una obra en particular captó su atención. Se acercó y la observó detenidamente. La inspiración la invadió y, sin pensarlo dos veces, regresó a su propia habitación.

Frente a un lienzo en blanco, comenzó a dar pinceladas, creando su propia obra. Estaba tan absorta en su pintura que casi olvidó la importante cita que t
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