Julia llegó al cine con los mellizos. La emoción de los niños era evidente. Mientras esperaban en la fila para comprar las entradas y las golosinas, una voz familiar los interrumpió.
—¡Henry! ¡Olivia! —exclamó Isaac, acercándose con una sonrisa—. ¿Qué hacen aquí?
Los niños corrieron a abrazarlo, llamándolo "tío Isaac". Julia se sintió aliviada de verlo.
—Vinimos a ver una película —respondió Henry, con una sonrisa en el rostro.
—Pues, no van a ir solos —declaró Isaac, con una sonrisa traviesa—. Yo también voy.
Al rato, él compró muchas golosinas.
Julia se sintió un poco avergonzada.
—No ha sido necesario que compraras tantas cosas —soltó, intentando detenerlo—. Yo también traje dinero.
Isaac la miró con cariño, le dio un beso rápido en la mejilla y le dijo.
—No te preocupes. Tengo suficiente dinero.
Luego de eso, estuvieron mirando las carteleras y escogieron una película de superhéroes adecuada para los mellizos. Los cuatro entraron en la sala, y el olor a palomitas de maíz y la os